miércoles, 8 de enero de 2014

ESA LUZ QUE NOS GUÍA

Antes de que pase más tiempo y para no perder el rumbo, doy comienzo  mi año bloguero con este post. Hace tiempo leí un texto que hablaba al respecto de esto que a continuación os relato, y fue tremendamente inspirador.


¿Quién no conoce el aprecio que los navegantes han tenido y tienen hacia los faros? 
Pese a los avances tecnológicos, los satélites, los GPS y no sé cuantas herramientas más...aún hoy día conservan su importancia histórica y son realmente necesarios en los viajes. Al final son las estrellas las que permiten la orientación y los faros los que les ayudan a llegar a puerto, avisan de los accidentes geográficos, permiten seguir una ruta cuando todo lo demás falla. Son la luz que les acompaña en su navegación.



 
Se podría decir que en nuestras vidas sucede igual. Aunque a veces, muchas veces, no seamos conscientes de ello. Los faros son imprescindibles en nuestro recorrido por la misma. Son necesarios en cada etapa de este duro viaje, en cada paso que damos...pero no siempre tiene que ser el mismo faro.

Todas las religiones tienen un referente, un guía…
En la familia, un padre, una madre, un hermano,… nos ayuda y sirve de referencia, es nuestro faro.
En el colegio, todos hemos tenido un maestro o un profesor que nos ha guiado, y nos ha regalado una enseñanza que de algún modo nos acompaña en nuestra vida.
En las relaciones, en la amistad, siempre hemos tenido a un amigo/a que nos ayuda a caminar, que está a nuestro lado en todo momento.
 
Siempre necesitamos a alguien que de una forma u otra nos acompañe, alguien quien nos ilumine, que nos guíe, que nos muestre la luz para no perdernos en el camino; que nos ayude a evitar una caída, y cuando caigamos... nos enseñe a levantarnos para continuar nuestro viaje.


Los faros siguen estando ahí y siempre son necesarios, porque nos ayudan a navegar por la vida. No olvidemos a los faros, no pensemos que por ser viejos ya no son útiles, no creamos que se pueden sustituir. Siempre iluminan con la misma intensidad; cuando es de día, y pensamos que tenemos luz suficiente, son un pequeño brillo en el horizonte; y cuando llega la noche, su luz resplandece con mayor fuerza, nos guía y nos enseña la ruta a seguir.

Gracias a nuestros queridos faros por guiarnos, por darnos la luz en este viaje.

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