martes, 26 de noviembre de 2013

MONTAÑA HERMANA

 
"Perdurar quiero en ti, montaña hermana,
y vivir del reposo de tu vida,
mi alma a tu alma siempre unida,
en el abrazo de la paz serrana
Tú, en silencio solemne eres maestra de la libertad suprema
Tú, montaña hermana"

 

 
 
Vivimos en un país de montañas. España es un lugar donde la montaña está presente en el paisaje de manera casi constante, volviéndolo abrupto y elevado. La gran altiplanicie central está rodeada de cordilleras, cuya fauna, flora y morfología hacen que este país sea único y el segundo más montañoso de Europa, después de Suiza.
Sorprendente, verdad?


Nuestras montañas a lo largo de la historia han servido como frontera natural, como fuente inagotable para la supervivencia de los hombres, como atalayas de vigilancia, de refugio contra los invasores y cuna de muchas culturas con arraigo en las laderas, en los espesos bosques y en sus profundos valles.

Los sistemas montañosos han cumplido, y siguen haciéndolo, un papel muy importante tanto en el pasado como en nuestros días. Son los guardianes de nuestro ecosistema y sirven de santuario de muchas especies animales y vegetales. Nuestra obligación debe ser la de proteger esas montañas porque, a pesar de la presencia imponente y majestuosa de un macizo, son frágiles y muy vulnerables a la erosión, y más aún frente a la actividad humana.
Poseemos en España una variedad paisajística de incalculable valor y belleza, únicas en el mundo y sólo en nuestras manos está el conservarlas o destruirlas.
 

Cansado estoy de ver gente que no siente ningún tipo de respeto ni aprecio por el medio ambiente. Se encuentren donde se encuentren, hay personas que se desprenden de su basura sin ningún tipo de remordimientos ni conciencia. ¿Qué rastro indeseable no serán capaz de dejar en el campo?
Esta gente carece totalmente de educación ambiental y, por su puesto, sentido común y eso mismo es lo que transmiten a sus hijos, ya que si un niño ve como sus padres lanzan despreocupados bolsas, envases y cigarrillos sin apagar en medio del monte, crecerá con esta imagen como algo que hay que hacer.
Cuando paseamos por la naturaleza no hay que dejar impacto alguno de nuestra presencia y esto hay que hacerlo con o sin tablones de normas. No debería hacer falta encontrar carteles en medio de los senderos advirtiéndonos de “no hacer fuego, no arrojar basura, no salirse del sendero, no molestar a los animales, respetar las plantas…”, y un largo etc. en el que también debería incluirse, “no hacer ruido”.
 
Con el tiempo, la idea de la montaña ha ido cambiando en la mente de todos, considerada un lugar inhóspito y aislado, ha pasado a ser un lugar vacacional alternativo al masificado y degradado litoral. Este nuevo concepto de ocio natural ha favorecido a aquellos pueblos que permanecían olvidados y les ha dado nuevos recursos y un futuro. Sin embargo, el turismo rural no debe ser relacionado con la destrucción de la montaña y parajes naturales, como si está ocurriendo en la actualidad.

Se construye con una arquitectura que para nada respeta los materiales ni las tradiciones, se usurpan espacios que pertenecen a los Parque Naturales Protegidos y se abren carriles para facilitar el paso en vehículo donde antes se accedía únicamente a pie. El negocio del esquí que tanto dinero mueve, también produce un gran nivel de degradación y contaminación.
 
Anteriormente he resaltado el hecho de no hacer ruido . Lo hice porque si bien es importante el resto de formas de respetar la naturaleza, no menos lo es el acto de no hacer ruido cuando estamos en medio de la naturaleza.
He salido muchas veces de senderismo, es una manera de conocer a gente que le va el mismo rollo, se comparten opiniones, comida y chistes, pero también momentos de silencio y respeto por la naturaleza, sin embargo, esto en ocasiones es muy difícil.

Casi siempre hay una persona en el grupo que no para de hablar, habla mientras todo el mundo echa una cabezadita camino de nuestro destino, habla mientras desayuna, mientras come y en las paradas para tomar algo, habla cuando todos estamos asfixiados subiendo una cuesta empinada de varios kilómetros para llegar a una cima.
Cuando llegamos a la cumbre, normalmente, quedamos en silencio contemplando el paisaje desde las altura, es como un momento de respeto, pues estas personas siguen hablando.

Y siguen hablando cuando todo el mundo esta agotado de vuelta a casa y volvemos a echar otra cabezadita, e incluso si es necesario saca el móvil y se pone a conversar con alguien. Y claro, no habla en silencio, sino en voz alta.

Estas personas que charlan sin parar, podrían darse cuenta de que hay momentos para hablar y momentos para el silencio y la relajación.
A mi me gusta escuchar el sonido del viento entre las ramas de los árboles, el sonido de una cascada, el murmullo que produce un pequeño cauce de agua, el canto de los pajarillos…, el silencio de estar en una alta cumbre con la tierra a tus pies, sin más barreras, pero a veces esta magia queda rota por culpa de los que no saben callar o por que no quieren hacerlo por miedo, precisamente, a ese sagrado silencio que es escuchar la naturaleza.

Tener conciencia del medio en que nos movemos es la tarea que todos deberíamos llevar a cabo para mantener nuestra naturaleza sana y viva.
 

"Me parece que ya se ha hecho tarde para cambiar de rumbo, y además no tengo ganas. Creo que somos tipos tercos, de esos que nunca aprenden aunque les muelan a palos.
Sostengo que la escalada ha rescatado mi vida de las garras de una existencia burguesa, mediocre o insignificante, o todo ello a la vez. Aunque haya quien piense que solo somos niños malcriados de una sociedad decadente...yo no lo creo así. Y solo espero el momento de subir bien alto para mirar una vez más con infinita libertad dentro de mi, y para robarles energía a estas montañas sin par que me alimentan y enriquecen cada vez más. Esta vida, que yo mismo he elegido, me llena profundamente."
 (Iñaki Ochoa de Olza)


viernes, 15 de noviembre de 2013

LOS VERDADEROS AMIGOS


Hay amigos...bueno, "pseudoamigos" que vienen y van, pero los verdaderos amigos están ahí SIEMPRE que se les necesita.

Los  verdaderos  amigos no los diseñamos a medida, vienen a nosotros  con sus virtudes  y con sus defectos. No se les busca para decirles que estamos pasando alguna situación difícil, ellos llegan sin llamarles y ponen su hombro para ayudarnos a superar esas dificultades. Te ayudan a controlar tus emociones, te evitan el peligro y  te apartan  de las personas que no te convienen.
Los verdaderos amigos son aquellos  que a pesar de saber cómo eres aún así  te quieren y están disponibles para nosotros siempre, pero jamás invaden nuestro espacio.

Aunque la distancia y el tiempo no nos permita pasar juntos todo el tiempo que quisiéramos, cuando nos encontramos es como si nos estuviésemos viendo a diario. Y lo más importante...sabemos que están ahí para lo que necesites. Saben darte esas palabras de ánimo o ese empujón cuando lo necesitas, y saben poner freno a tus acciones cuando por algún motivo pierdes el control.

Los amigos, los verdaderos amigos son parte imprescindible de tu familia.



En una charla sobre la ascensión invernal al GII protagonizada por Simone Moro, Denis Urubko y Cory Richards, pude aprender que quien menos te lo esperas se puede convertir  en tu mejor amigo por aquello que te demuestra y no por lo que dice.
Se trataba de una expedición formada por un italiano, un kazajo y un americano…  y no es un chiste. Tres países, tres culturas, tres caracteres muy distintos, una gran amistad. 
Me gusta lo que decía Simone Moro «no fue fácil para Cory ganarse la confianza de Denis y ahora tienen una amistad profunda. Porque a Denis, si tú no le gustas, te lo dice. No es fácil. Pero si llega a decir “eres mi hermano”, desde ese momento te protege como si fueras su niño. Entre nosotros nació una gran amistad. Y creo que ese es el secreto del equipo de Cory, Denis y Simone ».

Quizá no está todo perdido y me recuerda la leyenda de Alejandro Magno cuando en el apogeo de su gloria, su preceptor Lisímaco le preguntó con qué dos cosas se quedaría entre la inmensidad que poseía y su respuesta fue rotunda: con mis amigos y la esperanza.


Recojo aquí las palabras que Julia de Miguel, una amiga a quien cada día admiro más, cita en su post EL CAMINO HACIA TU CIMA http://juliademiguel.blogspot.com.es/2011_12_01_archive.HTML

"¡Qué importante es  tener "compañeros/as  de cordada" en la vida! Cuenta con ellos, hazles partícipes de tu objetivo, de tu reto personal, implícales en tu ruta! Rodéate de gente que comparta contigo valores, ilusiones, retos. No importa que sean diferentes en otras muchas cosas (es más, esto te enriquecerá porque te permitirá conocer otras formas de subir la montaña, quizás vean otras rutas alternativas que tu no habías visto), basta con que sean amigos, compañeros, con que compartan lo esencial contigo. Ellos te animarán a seguir cuando lleguen momentos difíciles, cuando sólo veas obstáculos o estés cansado de avanzar. Y también, porqué no, te dirán que pares y te des la vuelta cuando no haya más opción."

Ya sabéis... los verdaderos amigos son el más grande de nuestros tesoros por eso hay que cuidarlos (este post es para y por mis amig@s  verdader@s)

BRINDO POR ELLOS!!!!

lunes, 4 de noviembre de 2013

COSTUMBRES DE UNA SOCIEDAD

Principios de Noviembre.
Hoy me he levantado temprano pero el sol ya empieza a dejarse ver por el este. Cada vez llevo peor el insomnio de estas últimas noches en las que apenas he dormido, sin embargo cada día soy recompensado con un bonito amanecer. Me quedo embobado con la mirada perdida en dirección al sol hasta que logra por completo desenredarse de las montañas que parecen querer retenerlo sujeto en la tierra. Me recargo de energía para el resto del día.
Aún adormilado bajo a la cocina a prepararme el desayuno. La mirada se detiene en el calendario. Observo ese pedazo de papel que cuelga de la pared y paso la hoja correspondiente al mes de octubre que aún no había retirado.
Recuerdo el refranero español y ese dicho que dice “Dichoso mes que empieza con Todos los Santos y termina en San Andrés”.

Hace días que las calles del pueblo ya huelen a castañas asadas, y en las pequeñas tiendas del centro del pueblo, de ese centro casi olvidado por esta maldita crisis, colgaban máscaras y disfraces del terror. Costumbres de otros lugares que en estas fechas la sociedad incorpora y que los no tan jóvenes desprecian por no ser de nuestra tradición. Sin embargo a veces olvidamos que un día ya empezamos a despreciar nuestra propia cultura, traicionando nuestro propio pasado.

El fin de semana pasado acudí al pueblo de mis padres con motivo de la festividad de Todos los
Santos. En estas fechas los camposantos se llenan de vida, y abandonan la soledad y el silencio que a diario los contempla. Se llenan de miradas, sonidos, murmullos...y por supuesto de llantos, llantos silenciosos llenos de recuerdos. Por unos días los grises y ocres del otoño se visten de primavera con la fragancia de las flores y el color de sus pétalos que adornan los nichos. Los difuntos observan como sus maridos y sus esposas, sus hijos, sus hijas, los nietos, los sobrinos,…vienen para reencontrarse con ellos. Limpian los nichos, encalan sus paredes y acicalan el hogar de la muerte.


Se produce el encuentro de la vida con la muerte, esa muerte que en otros lugares del planeta es vida y alegría, y sin embargo en nuestra cultura es sinónimo de penumbra, oscuridad y dolor. Damos la espalda a la muerte, porque en ella nos vemos por un instante, y en ese momento el miedo nos atrapa.



Es curioso como la sociedad decide qué incorpora u olvida, y qué no a las costumbres de cada lugar.

DECEPCIONES...LECCIONES DE LA VIDA


Las decepciones forman parte de la vida: nos decepciona nuestro equipo favorito porque el resultado no es el esperado, nos decepciona aquel amigo que no se acordó de llamarnos el día de nuestro cumpleaños, nos decepciona la pareja porque no nos hizo el regalo que esperábamos, nos decepciona el jefe por no darnos el ascenso que creíamos merecer, y así...una larga lista de situaciones decepcionantes que vivimos a lo largo de la vida.

Vivimos constantes decepciones porque nos creamos falsas expectativas ante las relaciones personales, los trabajos, los viajes, los hobbies...Nos creamos nuestra realidad, fomentando así ese futuro sentimiento de decepción; ese sin sabor extraño, sabor agridulce que acompaña al estado de decepción porque raramente se han cumplido las expectativas creadas.

Por ello, hay que aprender del siguiente modo, y sacar el mayor partido de las situaciones decepcionantes (porque créeme...llegan, antes o después llegan):
1. NO ESPERES NADA de la vida, ni de los demás. No te generes expectativas ante nada ni nadie. Vive el presente tal
    como viene. Vivir en la expectación es diferente y divertido
2. ACEPTA LA DECEPCIÓN como parte de la vida
3. NO RENUNCIES A NADA, aunque tu mismo te hayas decepcionado por alguna situación o comportamiento, o
    cuando no estuviste a la altura en determinado momento. Sobre todo no te infravalores. Saca algo positivo de cada
    situación, siempre se aprende algo.
4. NO TE ALEJES DEL MUNDO por haber vivido muchas decepciones. No rechaces el sentimiento de decepción
    porque al fin y al cabo es una gran lección. UNA LECCIÓN DE LA VIDA

DESPUÉS DE CADA DECEPCIÓN SIEMPRE SALIMOS RENOVADOS, FORTALECIDOS Y CON NUEVAS GANAS DE VIVIR

Recuerda siempre que tenemos el libre albedrío y la facultad de poder decidir en cada momento como queremos vivir nuestras situaciones, más aún las dolorosas.
De las decepciones que acontecen a lo largo de la vida, mas allá de las amorosas...existe un tipo de decepción que surge a raíz de la amistad. Sí, digo bien...surge desde la amistad. Por ejemplo, sucede a veces que confiamos en exceso en una persona que no ha hecho lo suficiente para ganarse nuestro respeto. Existen circunstancias en las que un amigo/a traiciona a otro contando algo muy íntimo de su vida personal a terceras personas. Estas experiencias son dolorosas pero sirven para darse cuenta de a quien podemos entregar nuestra confianza y a quien no (LECCIONES DE LA VIDA)

Por otra parte, la decepción también viene porque sentimos que damos más de lo que recibimos. Incluso podemos sentirnos utilizados e infravalorados. En este caso, la decepción de qué hacer depende de cada uno porque desde luego no esperes que sea la otra persona quien te valore. Debemos ser nosotros mismos quienes nos pongamos en nuestro lugar
(LECCIONES DE LA VIDA)

Existen personas que piensan que solo se debe luchar por amor, pero lo cierto es que no. Una VERDADERA AMISTAD requiere de lucha, entrega, paciencia...es un juego de dos, de dar y recibir. Pero eso sí, por ambas partes.
En el momento que una persona está tirando sola de la cuerda, debemos darnos cuenta que no tiene sentido seguir apostando por alguien que mira hacia otra parte. Tarde o temprano te decepcionará, y cuanto más tarde mayor será la decepción.
La vida es muy sabia, y el tiempo también. Con el paso del tiempo alguien puede darse cuenta de que desde su soberbia no supo valorar que tenía un amigo verdadero.
AMIGOS VERDADEROS SE ENCUENTRAN MUY POCOS A LO LARGO DE LA VIDA (LECCIONES DE LA VIDA)

Lo que está claro es que no se puede cambiar al otro. Es decir, debe ser el otro quien un día por voluntad propia se de cuenta y luche por un amigo. Una amistad rota deja una herida abierta, que puede doler mucho más que un desamor.
Una decepción entre amigos es difícil de arreglar, sobre todo cuando se ha perdido la confianza. Se pueden solucionar los problemas, perdonar...incluso tratar de olvidar, pero una vez que se ha perdido la confianza nunca volverá a ser igual. No obstante, insisto...algo positivo aprenderás de todo ello (LECCIONES DE LA VIDA)

(R.A.D.)