viernes, 17 de octubre de 2014

NO SON HORAS!!!

Bufff, a estas horas...cualquier cosa. Y es que me he dado cuenta de lo dificil que resulta querer y ser querido del mismo modo.
Puede haber amor... amor correspondido y no funcionar, o simplemente no correspondido...puede que te quieran más de lo que tu quieres que te quieran... o menos... o qué se yo!!!
Y claro, pues sucede que esto es como ofrecer pan a quien se muere de sed. O como decir: "tengo frío",  y obtener una manta en lugar de un abrazo. Un poco triste, para qué engañarnos.
Y la verdad, he pensado mucho esto, no creais lo contrario...y de resbalón en resbalón he caido en la cuenta de cuánta gente me ha querido sin yo saberlo, sin saberme querer (y viceversa). Algo que no creo resulte tan difícil.
Lo que viene siendo Analfabetismo sentimental.
Hay quien quiere con miedo, y cuando todo marcha bien se asusta...reniega...abandona y deja sus sentimientos al azar, a algo así como "pares o nones".
Hay quien quiere ser querido, y corre...y sufre si todo va despacio...y se confunde porque quiere hacer de un amor pequeño un amor inmenso. Y éste nunca llega.
Y... bueno, hay quien quiere de tal modo que sin querer evitarlo (insisto, sin querer evitarlo) hace daño. Lo llamaremos querer, querer con egoísmo. Intentaré explicarlo con un ejemplo.
Imaginemos la situación: el niño que atrapa un pececillo en el río y lo ve un logro, lo ve grandioso. Está feliz de la captura, le encanta. Y por haberlo conseguido, lo cree suyo.
Y el pez es feliz con su comida y su agua templada, sin depredadores. Puede que esté solo, pero se conforma con la mirada tierna del niño que se siente dueño.
Bueno, el caso es que llega la hora de partir (sin un beso y sin flor) y el niño decide llevarse a casa al pez, quien sin saberlo morirá de hambre...de calor...de frío...o lo que es peor, de soledad. Morirá si no salta a tiempo. Pero el niño se convence de que sabrá cuidarlo ahora que lo tiene, no quiere darle libertad por miedo a perderlo porque al fin y al cabo lo siente suyo, siente que no puede desprenderse de él. Pero no es consciente del daño que le puede ocasionar. Y si así fuera, se niega a verlo.
Y eso es un amor egoísta. No se si me he explicado.
Y bueno, poco más... me perdonéis por alguna incorrección, mediocridad, ausencia de recursos y la poca sutileza con las metáforas porque escribiendo en la cama y desde mi Smartphone no se puede pedir mucho más.
Ah, y sobretodo porque son las cuatro de la mañana... y no son horas!!!

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