-¿Te vas? -dijiste levantando la cabeza ligeramente de la almohada con el pelo convertido en un desastre adorable.
Yo me estaba peleando con mis pantalones en ese momento. Tratando -y al parecer no consiguiendo- de vestirme en silencio en la habitación en penumbra.
-Si, es tarde. No quería despertarte.
Ella me miró durante un rato, divertida, mientras me peleaba con los botones de mi camisa. A la luz del único rayo de sol que entraba por la ventana estaba hermosa como no ha había visto nunca. Casi la odiaba por estar tan guapa recién levantada.
-Tú chica... estará ya en casa, no?
Miré el reloj instintivamente.
-No, está con sus padres. No llegará hasta las tres - Hice una pausa larga.
-Tenemos que dejar de hacer esto -dije.
-¿No te ha gustado? -dijo poniéndose de lado, y la sabana cayó un poco mostrando sus caderas como si un director hubiera repetido cien veces esa toma para que fuera perfecta. Noté como se me aceleraba el corazón y la sangre subía a mis mejillas.
-Claro que me ha gustado. Es sólo que no quiero que se complique más. Es todo muy complicado.
-¿Te preocupa que me enamore de ti? -dijo poniendo esa cara de niña traviesa que solo ella es capaz de poner y que hace que un escalofrío recorra mi columna.
-Si. Digo...no. Bueno, ya sabes que tengo pareja -dije yo, sintiéndome el tipo más idiota del universo.
Entonces te reíste, y el sonido de tu risa era como el de un cántaro llenándose de agua fresca. Tus ojos brillaron y te salieron unos hoyuelos en tus mejillas que no había visto nunca en tu rostro. Me dieron ganas de besarte o de abofetearte, todo a la vez. Debería ser ilegal que una mujer tan guapa se acercara a más de cinco metros de un tipo como yo.
-¿Quién te dice que no estoy enamorada?
-¿Lo estás? -dije dejando de vestirme y sospecho que poniendo una cara que podría ser una mezcla de sorpresa, pánico y Dios sabe qué.
-No he dicho que fuera de ti, bobo -dijo solo por el placer de clavarme un cuchillo en las tripas y removerlo; no sé que cara puse, pero ella sonrió de lado y continuó -Mira, yo ya sabía que tenías pareja la primera vez que me fui contigo. No me has engañado y yo no te he pedido nada.
Eso creo que me dejó algo confuso.
-Bueno, ya imagino que verás a otras personas...
-Hace más de un mes de la última vez. Puedes estar seguro de que he visto a otras personas. ¿Te vas a poner celoso por eso?
-Err... bueno, yo... supongo que no, claro.
Te reíste de nuevo.
-Eres muy divertido, ¿sabes?
-Pues la verdad es que no tenía ni la menor idea –dije terminando de abotonarme la camisa tratando de aparentar normalidad.
-Tus zapatos deben estar en algún lugar del pasillo.
-Vale. Nos vemos el lunes, entonces.
Salí de su apartamento perdido y confuso, sin saber donde me encontraba. Mientras trataba de orientarme levanté la vista y me pareció verla en la ventana, fumando mientras miraba en mi dirección. Quizás solo lo imaginé.
Cuando encontré mi coche seguía perdido y confuso. De hecho...sigo confuso
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