miércoles, 13 de agosto de 2014

ESO DE LAS PAREJAS


Actualmente no (porque como ya he comentado alguna vez, vivo dedicado a la vida contemplativa en lo alto de una montaña) pero en una época tuve relaciones sociales e incluso, algo parecido a una pareja.
Pues bien, después de años de estudio e investigación con ensayos y más ensayos...puedo concluir que en toda forma de vida basada en el carbono que haya tenido pareja (especialmente en los mamíferos) existe un momento en el que se presenta la situación más compleja y odiada por el macho ibérico español. Y es el hecho de ‘salir en plan de parejitas.
Y es que Salir en plan de parejitas es, junto con cenar con los suegros y la castración en seco, uno de los mayores temores de los machos de cualquier especie. Esto se debe que es un tipo de plan que por su naturaleza imposibilita parte de lo que mola de salir (es decir, emborracharse con los amigotes) sin reportar alguno de los encantos de salir a solas con una chica (o sea, meterle mano). Sería un poco como masturbarse pero parar antes de llegar orgasmo, para que nos entendamos...

Por otro lado ‘Salir en parejita’ tiene un valor inapreciable para cualquier estudio antropológico de ese ente heterogéneo y multiforme que es ‘La Pareja’. Porque en contra de lo que se suele pensar, ‘la pareja’ no es solo la simple yuxtaposición espacio-tiempo de dos seres en diversos estados de enamoramiento/calentón. No, ‘La pareja’ es algo más, es un ente único y diferenciado que surge de la simbiosis de sus componentes logrando con ello una sinergia emergente de la propia relación (jaaajja toma ya, ahí queda eso).
Para satisfacer el afán de conocimiento de mis lectores os voy a dejar una breve relación de los tipos de "Parejas" más frecuentes que podemos encontrar en la especie humana.

1. Los 'nosotros'. Muy fascinantes ellos. Siempre hablan en plural mayestático. Dicen cosas como ‘Nosotros somos más de Nesquik’ o ‘A nosotros no nos gusta trasnochar’.  Es muy difícil preguntar algo a uno de ellos y que no contesten con un 'nosotros' (generalmente ella, que suele ser la más 'nosotros' de los dos, al parecer). A mí me gusta imaginar que con el tiempo se convierten en extraños seres de dos cabezas con un lado del cuerpo femenino y otro masculino, pero lo cierto es que la verdad es mucho más aterradora: de mayores se convierten en estas parejas de ancianitos que se parecen tanto que es difícil saber quién es él y quién es ella. 

2. Los numereros. Este tipo está muy extendido. Es aquella pareja que está esperando quedar con alguien para montar un número. Cuando no se cabrea uno se cabrea el otro, y cuando no, montan los dos un escándalo de cojones por una tontería. El caso es dar espectáculo, porque lo llevan en la sangre (Muchas de estas parejas terminan trabajando en el circo o en clubs en los que protagonizan escenas de sado-masoquismo en directo). 

3. Los trapos-sucios. Es una variación del tipo anterior. Estos aprovechan la presencia de público para echarse cosas en cara de su vida privada. Pero no contentos con ello, tratan de implicar a los espectadores para que tomen partido por un bando u otro. Con toda seguridad en sus casas la vida es un remanso de paz, porque...¿Para qué van a discutir también en privado, si ya están hartos de hacerlo en público? En algunas culturas arcaicas esta forma de conducta se consideraba merecedora de lapidación. Y francamente, no  me parece tan mal. 

4. Los mimosín. Mucho peores que todos los anteriores. Son tan cariñosos y se quieren tanto que no pueden evitar estar cinco minutos sin darse una muestra de cariño, un arrumaco, cogerse de la mano, besarse, etc. Suelen llamarse a si mismos por apelativos cariñosos que harían cortarse las venas de vergüenza ajena a un oso amoroso y hablan todo el rato en tono infantil (entre ellos, claro). Existen estudios que indican que en la intimidad no se soportan, pero disfrutan haciendo sentir mal a los demás que no disfrutan plenamente de su vida en pareja. Han provocado más rupturas que las cenas de empresa o las inmigrantes de Europa del este.

5. Los estupendos. Están siempre a la última y si algo es tendencia, ellos lo tienen ya antes de que los mortales lo conozcan (en algunos casos extremos pueden llegar a tener el último gadget de Apple antes de que se diseñe). Su casa parece salida de una revista de decoración (pero de las modernas) y tiene un montón de cosas que no sabes si son para sentarse o para decorar (no preguntes si no quieres quedar como un pueblerino). Son incapaces de comer cosas normales como tortilla de patatas o chuletas (un gran número de ellos son veganos, sospecho que solo porque suena moderno). Es muy difícil estar a su nivel de conversación sin leer al menos cuatro revistas de tendencias (en inglés) y ver solo cine subtitulado. Si conoces algo de lo que mencionan, es porque ya está obsoleto. Y sin embargo, su mayor placer es pasarse el domingo tirados en el sofá en pijama como el resto de los mortales pero no lo confesarían ni bajo tortura.

6. Los perfectos. Muy parecidos a los anteriores. Concretamente en que su casa parece salida de una revista, pero en este caso del catálogo de una tienda de muebles (una cara, Ikea no vale). Sus hijos son los más guapos, los más listos y los más obedientes. Su detergente lava más blanco y sus coches no se estropean nunca. Personalmente sospecho que sus libros están huecos como los de las tiendas de muebles (y como ellos). Y va un día y te enteras de que se han divorciado porque él se acostaba con la secretaria y ella con el monitor de pádel. Pero a pesar de todo, les sigue yendo genial, por supuesto.

7. Los nuevosricos. Salvo en casos excepcionales (véase por lotería primitiva), un miembro de la pareja suele ser más nuevo rico que el otro (a esto se denomina vulgarmente braguetazo). Tratan de parecerse a los anteriores, pero como que no les sale porque el rico de toda la vida ya está acostumbrado y no necesita parecer perfecto, y sin embargo el nuevo rico tiene una pátina de vulgaridad que no puede ocultar. En contacto con ellos te acabas enterando del precio de todo porque el más nuevo rico de la pareja está ansioso por mencionarlo todo el rato. Dan bastante grima, pero compensan porque luego de camino a casa te puedes divertir un rato criticándolos en el coche.

Bueno, seguro que podéis identificar más tipos, pero yo creo que por hoy ya es bastante, que tampoco es cuestión de aburrir. Si eso ya sigo otro día. O no

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